Dormía;
y fue en ese punto inexacto del tiempo y el espacio en el que mi órden sistemático y mis metódicas manías dejaron de cobrar sentido. Fue entonces cuando las palabras se me fundieron en los labios sin ser pronunciadas y olvidé (incluso) cómo rellenar el silencio con un mísero suspiro. Me perdí sin querer en el embrollo de la maraña del laberinto de la espiral del bucle del caracol de la telaraña del enredo de su piel, y aprendí cómo volar tocando el suelo siendo víctima del desliz perfecto.
Pero tuve que descender del onírico invento;
no sin antes llenar un frasquito de miel con ese instante (in)terminable, para cuando el reloj le dijera "hasta algún día", para cuando tuviera antojo de sus caricias.
Y caminé con impaciencia-paciente tres pestañeos lejos de mi cama, sabiendo que ella estaría esperándome en ese punto exacto del tiempo y el espacio con la intención de recordarme que somos (dulcemente) reales. Irónicamente ideales.
09 diciembre 2009
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4 comentarios:
"Me perdí sin querer en el embrollo de la maraña del laberinto de la espiral del bucle del caracol de la telaraña del enredo de su piel"
me gusta.
Sencillamente espléndido.
FASCINANTE.
saludos desde el sur de Iberia.
Estético y expresivo blog.
En todos los sentidos.
Enhorabuena.
Lo voy a seguir, con su permiso.
Leía;
y palpé con energía heterogénea el resorte salvaje de la realidad aplastada por el sueño.
buenísimo
[Ideal]
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