30 diciembre 2009

todavía no pierdas el equilibrio, que nuestra historia no ha hecho más que comenzar. Y no será fácil. No será como uno de esos cuentos felizmente predecibles, adornados con un final innecesariamente endulzado: porque si llega el final ¿qué más da si es amargo o azucarado? Y, además, sabes bien que pretendo alimentarme para siempre con tus besos de príncipe en blanco y negro, nunca me han gustado las perdices.
Recuerda no bostezar las sonrisas, serán necesarias para el café de la mañana. Prometo enviarte un mensaje de buenos días cuando esté oscureciendo, y esperarte con una o mil caricias de buenas noches a los pies de la cama. Deja las prisas aparcadas en la puerta de la entrada y envuélvete en la mitad que quieras de la manta. No pasaremos frío, y las tormentas mojaran los ventanales pero no nuestras caras. No olvides deleitarte con cada uno de nuestros segundos, que somos fugaces; que somos reales más allá de estas palabras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que intrigantes palabras. Palabras que suenan a realidad.
muchos besos y feliz entrada al 2010*/beats